Este Sábado fue San Valentín, y París se lleno de parejas de todos los lugares del mundo. Mientras andaba por la calle solo veía parejas con ramos de flores, abrazados o cogidos de la mano, las chocolaterias llenas de gente comprando, las tiendas de vino haciendo su negocio, y en los supermercados en la zona de bolleria habían aparecido bollitos en forma de corazón que para aquel que no supiera en que día estaba, era una señal más que evidente en que nos encontrabamos en 14.
Los menús normales de los bares desaparecieron dejando paso a "menú especial de San Valentín". Las chicas ya no ibamos con botas altas....ibamos con zapatos de tacón y medias. A los chicos le brillaban los ojos y las parejas se miraban con cara de tontos como sino se hubiesen visto en miles de años. Y Quizás sea así. Quizás sea el mejor dia del año para el turismo parisino debido al slogan que sustenta ésta ciudad todo el año: París, la ciudad del amor. Pero está claro que mientras andaba por la calle y veía todas esas parejas pensaba en que nos hace falta realmente el día de San Valentín en nuestras vidas. Dicen que es solo un invento de los grandes almacenes por vender más, y también dicen que si quieres una persona no tiene que haber un día en el que tengas que demostrarlo más, sino que debes demostrarlo continuamente. Pero sinceramente, ya sea por la niña que siempre llevo dentro y que siempre espero una carta de un admirador secreto en el buzón de mi casa, yo creo que es el día en el que las parejas rejuvenecen y se vuelven como dos adolescentes quinceañeros en el que solo tienen ojos el uno para el otro.
Mi San Valentín también ha sido precioso, y con un telón de fondo con el arco del triunfo me ha hace ver cada vez más que mi destino se encuentra aqui, y que soy simple y llanamente feliz.
Mil besos
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